Miguel Ángel García Valero
Historiador y arqueólogo
En el extremo nordeste del cuerpo principal del palacio del Infante Don Luis y en su planta primera o noble se encuentra la estancia conocida como la sala de la condesa de Chinchón, en la que, a lo largo de 2021, se ha restaurado su decoración de papeles pintados en el techo y trampantojos en columnas y arquitrabes, trabajos que nos han permitido profundizar en el conocimiento de esta parte del edificio.
Esta habitación se transformó a principios del siglo XVIII por varios motivos, a saber: en 1796 en las estancias superiores hubo un importante incendio que debió afectar también a estas habitaciones inmediatas; por otra parte, la nueva propietaria del palacio, María Teresa de Borbón y Vallabriga, necesitaría de un dormitorio como correspondía a una dama de la época y estancias vinculadas al mismo, como vestidor y dormitorio de su sirvienta, ya que el palacio solo contaba en la planta principal con el pequeño dormitorio de su padre el Infante Don Luis. Si tenemos en cuenta que en 1803 Luis María de Borbón y Vallabriga, ya cardenal y arzobispo de Toledo y de Sevilla, cede a su Hermana María Teresa la mayor parte de la herencia recibida de su padre, entre otras cosas el título nobiliario de Condesa de Chinchón y que, por otra parte, ésta con motivo del Motín de Aranjuez en 1808 deja de frecuentar sus palacios madrileños, es más que probable que la condesa transformase estas estancias entre 1803 y 1808.
Esta habitación tendría dos ambientes distintos que estarían divididos por un gran cortinaje que colgaba de una barra de hierro todavía visible y situada tras el arquitrabe que sustentan las dos grandes columnas situadas en el centro de la sala. Por una parte, estaría el ámbito de morfología absidial o semicircular con un remate recto que correspondería al cabecero de la cama y a ambos lados del mismo se encuentran dos puertas de madera que presentan la misma morfología curva de la sala. Una de estas puertas es la original de principios del XVIII y en el interior de la hoja se han podido restaurar y recuperar dos capas de papel pintado que decoraban esta puerta con un trampantojo que imitaba una especie de marmoleado, uno en tonos verdosos y otra pajizos. De igual modo, los trabajos de restauración han permitido documentar restos de papel pintado en la jamba de esta puerta lo cual nos induce a considerar que muy probablemente las paredes, o al menos el zócalo de esta habitación, estaban decorados con papel pintado. En el centro del techo se conserva una barra de hierro recubierta de pan de oro que serviría para sustentar una tela de tul que actuaría como mosquitera.
La otra parte de la estancia es la más cercana a la gran ventana e incluye una pequeña chimenea con embocadura de madera noble que incorpora una sencilla decoración de bolas recubiertas con pan de oro, por su parte, la ventana presenta un importante marco de madera con moldura y decoración vegetal a base de hojas recubiertas con pan de oro. Con toda probabilidad esta zona del dormitorio tendría un carácter más estancial.
El dormitorio presenta en el centro dos importantes columnas realizadas mediante largos listones de madera y enlucidos de estuco. En su parte inferior se apoyan en unas basas decoradas con pan de oro muy perdido, debido probablemente al roce sufrido en estas zonas bajas, y que a su vez descansa en un plinto. Las columnas sostienen sendos capiteles corintios decorados con pan de oro en perfecto estado de conservación. Tanto los fustes de las columnas como el arquitrabe que rodea toda la estancia presentan una decoración consistente en un enlucido pintado que a modo de trampantojo imita un marmoleado.
De todos los trabajos de restauración destacamos los realizados sobre los papeles pintados del techo de esta sala. Estos papeles proceden de la Real Fábrica de Papeles pintados, fundada en 1786 por el francés André Giroud de Villette y cuya producción comenzó en 1788 ya bajo la dirección de su hermano Jean-Baptiste-Françoise. Esta fábrica se situó Madrid, en un inmueble propiedad del vecino convento de las Comendadoras de Santiago y localizado en lo que entonces era la plaza de San Juan La Nueva, hoy desaparecida y ocupada por un edificio construido en 1890 tras la demolición en 1889 de la fábrica prexistente por parte de los descendientes de Casimiro Mahou Bierhan. Éste fue uno de los últimos directores de la fábrica de papeles pintados y quien finalmente la sustituyó por una fábrica de pinturas, barnices y hielo, y que sus descendientes transformaron en la primera fabrica de cervezas Mahou.
La decoración del techo se caracteriza por una base de pliegos de papel de formato rectangular (60×42 cm.) pintado al temple en color azul, sobre el que se pegan los diferentes repertorios decorativos que se definen por motivos impresos mediante planchas de madera y recortados configurando un auténtico collage. Se conocen escasos ejemplos de decoraciones con papeles pintados de principios del siglo XIX que se conserven ya que se trataba de fórmulas decorativas que se sustituían con frecuencia siguiendo los designios de la moda. Ejemplos similares los encontramos en el palacio de la Quinta y el Palacio Real en Madrid y los palacios de los Marqueses de Lozoya y de Quintanar en Segovia. En estos tres últimos palacios contamos con algunas decoraciones idénticas a las del Palacio de Boadilla.
En la parte central de la zona semicircular del techo se observan dos escenas mitológicas recortadas independientemente y enmarcadas por una cenefa constituida por hojas de roble y bellotas. La primera escena se corresponde con Venus y Marte sentados y rodeados por cuatro amorcillos. A la derecha, su hijo cupido, como un putti, prepara su arco, a su lado y de pie otro le muestra a Venus una diana con dos flechas acertadas en su centro, mientras otro de rodillas y recostado en la diosa contempla la escena. A la izquierda, otro lleva en su hombro varias herramientas como maza y tenazas.
La otra escena se concreta en Afrodita mirándose al espejo acompañada de sirvientas y cuatro puttis o amorcillos. Mientras una de las sirvientas lleva un pequeño baúl de perfumes, la otra arregla el pelo a la diosa, que sujeta un espejo que porta un putti. Cupido, apoyado en su arco contempla la escena, mientras que un tercero a los pies de Venus, le ata las cintas de las sandalias. Un cuarto putti, sentado a la izquierda de la escena se entretiene con una cinta.
Rodeando el luneto central se dispone una línea de guirnaldas de florecillas de cuatro pétalos y encintada, recogida en sus extremos por hojas de roble y rematadas en su zona central por una guirnalda de hojas de acanto con forma de candelabro. Las guirnaldas se unen mediante unos medallones circulares a cuyos lados se disponen unos lazos al aire y con dos colgaduras con espiga y bellota. Este espacio se delimita con una cenefa con un diseño constituido por uvas, hojas de vid, mazorcas de maíz espigas de trigo y fruta con hoja.
El espacio cuadrangular del techo se delimita por una cenefa diseñada con capullo de flor y hoja de acanto blanca. En su interior se dispone una serie de guirnaldas de dos tipos, una con rosas, dalias y azucenas y la otra con rosas, florecillas rojas y trompetillas azules. Las guirnaldas se unen entre si mediante medallones con cintas al aire de color rojo y acabadas en doble punta. La escena central se enmarca con un tondo de hojas de acanto, realizado con decenas de piezas rectangulares de 8 cm. giradas para realizar la morfología circular. En el centro del tondo se representa pintado al óleo al dios Dionisos en el centro, con corona de hojas de parra, sujeta un racimo de uvas en alto, y es acompañado por dos puttis, de los cuales uno lleva el thyrsos, bastón con una hiedra enredada y coronado por una piña, y el otro una cesta en la cabeza con uvas negras y blancas. Un dormitorio lleno de escenas mitológicas.
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