El nacimiento del infante don Luis en el arte

El nacimiento del infante don Luis en el arte

Miguel Ángel García Valero

En el siglo XVIII el nacimiento de un hijo de reyes constituía un acontecimiento de primer nivel en el país, no podemos obviar que el rey lo era por gracia divina y un miembro de la familia real si era masculino formaría parte de la lista sucesoria al trono y si era femenino enlazaría con otras familias reales a través de un matrimonio pactado. La reina Isabel de Farnesio tras el nacimiento de sus cuatro primeros hijos, de los cuales sobrevivieron tres, pasó seis años sin quedarse de nuevo embarazada hasta que en 1926 nacería la infanta María Teresa y al año siguiente el Infante Don Luis, la infanta María Antonia haría lo propio en 1729.

El 25 de julio a las seis de la mañana en el palacio del Buen Retiro la reina dió a luz al nuevo infante que fue bautizado con el nombre de Luis Antonio Jaime. La Gaceta de Madrid, antecesor directo del actual Boletín Oficial del Estado, recogió fielmente el alumbramiento “un hermoso y robusto infante que al punto recibió el agua del santo bautismo”, esta costumbre del bautismo inmediato al nacimiento encuentra su justificación en la frecuente mortandad de los recién nacidos, de tal modo que de darse esa infausta situación el neonato no era admitido en el cristianismo. La Gaceta también nos ilustra sobre los testigos presentes en el alumbramiento “el Nuncio de su Santidad y los embajadores de Coronas, los jefes de la Casa Real y otros grandes y señores, aunque algunos de los convocados para esta ceremonia no pudieron llegar a tiempo por la brevedad del parto”, circunstancia que nos demuestra como un momento tan trascendental como este para la monarquía y el Estado, debía ser certificado y refrendado por los poderes públicos y sociales y las altas instituciones del reino. De igual modo, en el nacimiento estaba presente el rey Felipe V tal y como nos dice la Gaceta “El Rey nuestro señor se dexó ver en la antecámara de palacio, en donde los señores le besaron la mano y fue cumplimentado por los ministros extranjeros”.

Contamos con una obra de Peter Schenk que refleja perfectamente lo anteriormente expuesto y representa una autentica foto fija del alumbramiento del Infante Don Luis. Peter Schenk “el joven”, grabador e impresor holandés como su padre Peter Schenk I, cuenta con una extensísima obra como grabador, la mayor parte de la cual se conserva en el museo de Ámsterdam o Rijksmuseum. Su obra se define fundamentalmente por planos de ciudades, batallas y retratos de reyes y nobles que también representa en escenas costumbristas de nacimientos y muertes, en este último caso con una iconografía muy similar en todos ellos: un gran dormitorio lujosamente decorado con una cama con dosel. El caso que nos ocupa se ajusta perfectamente a ese modelo, el grabado representa el momento justo después del parto, en el que el infante Don Luis es mostrado a todos los invitados al alumbramiento en presencia de su padre el rey Felipe V.

“25 de julio de 1727 la reina de España da a luz un príncipe”. 1727, Peter Schenk el Joven  (Amsterdam 1693-1775). Grabado en papel (153 × 181 mm). Rijksmuseum (Ámsterdam).
Detalle del grabado de Peter Schenk el Joven, presentando al neonato Infante  Don Luis ante la presencia de sus padres Felipe V e Isabel de Farnesio.

Una de las celebraciones más singulares del nacimiento del infante Don Luis tuvo lugar en Roma mas concretamente en la Plaza de España frente al palacio Monaldeschi o palacio de España, embajada del Estado Español ante la Santa Sede. A tal efecto, en esta plaza se construyó una arquitectura efímera que incluía un templete circular muy similar al de San Pietro in Montorio de Bramante, bajo el cual se disponía un paisaje rocoso con un pequeño lago incluido. El decorado incluía una escena mitológica que representaba a Tetis, ninfa del mar y madre de Aquiles, entregando su hijo al centauro Quirón para que este fuese su tutor y lo llevase a la gloria representada por el templete superior.

Las celebraciones y actos importantes como los nacimientos, bodas, defunciones, eventos religiosos, o las coronaciones reales en el siglo XVIII se solían revestir de una gran solemnidad y pompa, construyendo auténticas escenografías y decorados para la exaltación del evento, en lo que hoy en día se denominan arquitecturas efímeras. Esta escenografía o arquitectura es el motivo central de un óleo sobre lienzo de Sebastiano Conca que se conserva en el Museo del Prado y que refleja el gran decorado que se construyó en Roma para celebrar el nacimiento del Infante Don Luis. Este autor, que trabajó esporádicamente en Turín, Siena y Pisa, tiene casi toda su obra en Roma donde destaca el fresco de la bóveda central de la iglesia de Santa Cecilia in Trastévere y donde además dirigió la prestigiosa Accademia de San Luca.

Este decorado construido en la plaza de España también debió servir para celebrar un espectáculo pirotécnico con motivo del nacimiento del Infante Don Luis, tal y como queda reflejado en el texto de la obra de Filippo Vasconi. Se trata de un grabado sobre papel que se conserva actualmente en el Museo Británico y cuya iconografía se basa en el cuadro de Sebastiano Conca antes citado. En este caso, Vasconi sitúa el monumento donde hoy en día se encuentra la Columna de la Inmaculada Concepción en la Plaza de España de Roma, e incorpora no sólo grupos de personas y carruajes alrededor de la construcción sino también los edificios circundantes: a la derecha el palacio Monaldeschi o palacio de España y detrás el palacio de Propaganda Fide, todo lo cual imprime gran monumentalidad y dimensión a esta arquitectura efímera.

La educación de Aquiles.  1727, Sebastiano Conca (Gaeta 1680- Nápoles 1764). Óleo sobre lienzo (59×74 cm.). Museo del Prado (Madrid).
1727. Filippo Vasconi (Roma 1687- Roma 1730). Grabado en papel (435 × 501 mm). British Museum (Londres). “Vista de la máquina de fuegos artificiales, en la que se representan la diosa del mar que entrega a Aquiles a Quirón para instruirlo y dirigirlo al templo de la gloria. Mandada erigir por el Excmo. Revdmo. Sr. Cardenal Bentivoglio de Aragona en la plaza de España con ocasión del nacimiento del Real Infante de España D. Luis Antonio Jaime en el día de 23 de septiembre del año 1727. La presenta máquina tiene de altura 130 palmos romanos y 160 de largo”.

El texto que incorpora el grabado de Vasconi dice “vista de la máquina de fuegos artificilales…” por lo que, como ya dijimos, muy probablemente la celebración romana del nacimiento del infante consistió no solo en la construcción del magnífico decorado si no también en un espectáculo de fuegos artificiales. Toda esta construcción fue ordenada por el cardenal Cornelio Bentivoglio, entonces Ministro Plenipotenciario de España ante la Santa Sede y Camarlengo del Colegio Cardenalicio, y se inauguró el 23 de septiembre de 1727, casi dos meses tras el nacimiento del Infante Don Luis, lo cual nos indica el tiempo que debió tardarse en edificarse. El grabado de Vasconi incluye las dimensiones de esta escenografía en la cartela “la presente máquina tiene de altura 130 palmos romanos y 160 de largo”, si tenemos en cuenta que un palmo romano en el siglo XVIII equivalía a unos 223 mm. la construcción tendría unos 29 metros de alto y 35 metros de largo, lo cual nos da idea de su monumentalidad.

Las tres obras aquí mostradas sobre el nacimiento del Infante Don Luis y su posterior celebración no son muy conocidas ni constituyen ejemplos de primer nivel, sin embargo, son muy ilustrativas de la ritualidad y costumbres que implicaba un acontecimiento tan importante como era el nacimiento de un nuevo miembro de la familia real en el siglo XVIII.

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