Miguel Ángel García Valero
Javier Winthuysen Losada (Sevilla, 1874-Barcelona, 1956) se le conoce como pintor y “arquitecto de jardines”. Pintor de patios, jardines y paisajes de gran sensibilidad poética e impresionista, fue amigo de Sorolla, Rusiñol, Vázquez Díaz. Sin lugar a dudas, su afición por la jardinería encuentra su justificación en que su padre fue concejal de jardines en Sevilla. Ya en Madrid se introdujo en la Institución Libre de Enseñanza, donde conoció a Juan Ramón Jiménez, los hermanos Machado, Valle Inclán y Lasso de la Vega entre otros. Solicitó a la Junta de Ampliación de Estudios una ayuda económica para investigar sobre los jardines españoles, fruto de cuyo trabajo fue su única publicación “Jardines Históricos de España” editada en 1930. El libro incluye planos y fotografías de muchos de los jardines históricos más importantes del país; y sus estudios han servido como referencia para la recuperación posterior de muchos de ellos al constituir esta la única documentación existente.
En esta magnífica publicación se incluye un estudio de la primera planta del jardín del palacio del Infante Don Luis en Boadilla del Monte. Este trabajo es muy ilustrativo sobre cómo se encontraban los jardines en 1930, antes de su destrucción durante la Guerra Civil, ya que presenta un plano del estado de la planta principal del jardín y varias fotografías.
El capítulo dedicado al jardín del palacio de Boadilla se incluye dentro del apartado del Neoclasicismo y Winthuysen dice sobre el mismo “tiene tanta importancia como los de algunas célebres “Villas” italianas, y representa mejor que ningún otro esta época de cultura hispana llena de humanismo y de belleza”.
Se incluye un plano del jardín de la primera terraza que muestra el mismo diseño de los parterres para los dos cuadrantes, sin embargo, el plano de 1868 de la Topografía Catastral de España correspondiente a recinto palacial de Boadilla del Monte (documento gráfico más antiguo conocido del conjunto palaciego), nos muestra que cada cuadrante del jardín tiene un diseño diferente y que es el que presentan hoy en día. Esta circunstancia puede deberse a que efectivamente en el primer tercio del siglo XX los dos grandes parterres se hubiesen modificado y fuesen idénticos, o bien a que Winthuysen traspuso en su dibujo el diseño de uno al otro, considerando que eran iguales.
El autor alaba la arquitectura de los portones de acceso al jardín que son “irreprochables” y se centra fundamentalmente en la primera planta del jardín o “jardín alto” ya que la segunda planta no presentaba en ese momento ninguna planta o zona ajardinada. Winthuysen se lamenta de esta última circunstancia ya que los “parterres que sin duda habría” se han destruido. Sin embargo, debemos señalar que el plano de 1868 grafía en esta segunda terraza plantaciones ordenadas de árboles a modo de “bosquete francés”, pero no así parterres.
Cataloga los jardines como de “de una gran sencillez … con una ordenación perfecta y son admirablemente proporcionados, pudiéndose apreciar el conjunto y unidad de la obra”, con árboles frutales y de sombra y describe los trazados de boj, que únicamente muestran como adorno unos vasos de mármol labrados y una fuente de hierro “despreciable”. Estos parterres de boj de la primera terraza se aprecian con claridad en alguna de las fotografías que incorpora su trabajo, al igual que ocurre con los grandes jarrones de mármol, hoy en paradero desconocido.
Winthuysen se extraña de no encontrar ni esculturas ni fuentes que respondan a la riqueza del conjunto palaciego. A este respecto recordaremos que la magnífica fuente de las Conchas diseñada por el arquitecto Ventura Rodríguez y esculpida por Felipe Castro y finalizada por su discípulo Manuel Álvarez “El Griego”, hoy en los jardines del Campo del Moro del Palacio Real de Madrid, se localizaba en el centro de la primera planta del jardín del palacio, hasta que fue regalada por la hija menor del Infante Don Luis, María Luisa, Duquesa de San Fernando, a la Reina María Cristina esposa de Fernando VII.
La edición original de “Jardines Clásicos de España” no incorporaba notas y croquis realizados por el propio Winthuysen, que por el contrario si lo hizo la reedición de 1990. Los interesantes apuntes se concretan en fuentes, bancos, pilastras, columnas, etc. que decoraban los diferentes jardines. En el caso del palacio de Boadilla aporta dos sencillos dibujos, uno de un remate probablemente de una balaustrada y con morfología de bellota y otro de uno de los jarrones de mármol.
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