El estanque y la noria del Palacio de Boadilla

El estanque y la noria del Palacio de Boadilla

Miguel Ángel García Valero

El gran estanque y la noria de extracción de agua del palacio del Infante don Luis constituyen elementos fundamentales en el paisaje palaciego y en el funcionamiento de este. Ambas estructuras se localizan fuera de la cerca que delimita el palacio, pero junto al mismo al noreste, y forman parte del proyecto urbanizador y constructivo que encargó el Infante don Luis al arquitecto Ventura Rodríguez.

En 2019 se llevó a cabo una intervención arqueológica dirigida por Victoria Martínez Calvo y en 2021 y 2022 se realizó otra actuación de la misma naturaleza y el seguimiento arqueológico de las obras de restauración, a cargo de Luis Fernando Abril Urmente. Estas investigaciones aportaron una gran cantidad de información para comprender estas estructuras hidráulicas.

Tanto el estanque como la noria forman parte de una compleja red de captación y distribución de agua tanto procedente de los acuíferos subterráneos como de los arroyos y regatos cercanos, y que daban servicio a las necesidades no solo del palacio sino también de los jardines y las huertas. Todo este sistema hidráulico venía a completar el aporte de agua que se canalizaba mediante galerías subterráneas desde la gran fuente-aljibe, frente a la fachada del palacio, hasta el interior de este y los jardines y huerta.

La nivelación del terreno en esta zona con el objeto de construir el estanque y la noria supuso excavar y generar un gran muro de ladrillo de contención de las tierras que conforman el nivel de acceso principal del palacio. En este muro se aprecian los mechinales o huecos en los que se apoyaban las vigas de madera correspondientes a los edificios del siglo XX destinados a la vivienda del pastor conocido como “Tío Frutos” y al estabulamiento de ganado ovino, que allí se adosaban y que se demolieron hace escasos años. En los sondeos arqueológicos excavados en esta zona se han recuperado fragmentos de azulejos con decoración pintada en color azul característica del siglo XVII y que probablemente procederían de la Casa o Palacio de las Dos Torres, anterior al Palacio del Infante don Luis.

El estanque es una construcción rectangular, con una dimensión de 51,92 metros de largo por 17,92 metros de ancho y unos 2,6 metros de profundidad, excavada en el terreno. Tiene muros de contención de 1,4 m. de espesor construidos con ladrillo de tejar y mortero de cal, todo ello rematado con pilastras de granito gris, entre las que se disponen elementos de protección de forja. Tanto los restos de lechada de cal impermeables que se conservaban en la parte superior de los muros del estanque y que nos indicaban que esta zona no se había lavado por las aguas allí contenidas, como las bocas de piedra de llenado del mismo, nos refieren que el nivel de las aguas del estanque sería de unos 2 metros.

Esta estructura se llenaba de agua por dos bocas localizadas en la parte superior del vaso, ambas construidas con sendos sillares de granito con un entubado de cerámica interior. Victoria Martínez Calvo propone en su estudio que la boca de llenado situada más al Este debía traer el agua por la conducción vendría desde la denominada mina del Bosquete (junto al antiguo puente del arroyo del Vallelargo), mientras que la boca de llenado Sur comunica directamente con la noria. Por su parte, también se localizan dos desagües construidos de forma similar a los caños de llenado pero situados en la parte media e inferior del vaso. El suelo del estanque esta configurado con un solado de ladrillos sobre el que se disponía un mortero de cal impermeabilizante muy perdido y que no se ha podido recuperar debido a su mal estado de conservación.

En el exterior del vaso se han localizado varios registros que pertenecen al sistema de vaciado del estanque, destacan dos de ellos tanto por su sistema constructivo como por la información que nos ofrecen respecto a su funcionamiento. El primero se sitúa tras el muro oeste del vaso del estanque, esta construido con ladrillo y tiene morfología cuadrangular y una profundidad de 1,8 m, serviría para vaciar el estanque hasta su mitad. Presenta una llave de bronce que cierra una tubería de plomo e incluye una canalización de tubos de cerámica que transcurre en dirección a las huertas del palacio. La segunda arqueta de vaciado se encuentra entre el estanque y la noria, y es de similares características a la anterior pero esta ocasión presenta una profundidad de 2,70 m. para posibilitar el vaciado total del estanque. Esta arqueta presenta la llave de apertura en bronce perfectamente conservada en su totalidad y una canalización de salida en dirección al arroyo del romeral con una galería construida en ladrillo y varias arquetas de registro.

En esta zona se localizó una conducción de tubo cerámico que parte de la noria y entroncaría con la valla de cierre de la segunda terraza del jardín del palacio, más concretamente en su esquina noreste donde se encentran los restos de una fuente o aljibe de fábrica de ladrillo que todavía se conserva y que se constata ya en la planimetría de mediados del siglo XIX, por lo que muy probablemente pertenezca a proyecto del arquitecto Ventura Rodríguez.

La configuración del estanque con las barandillas de forja y pilastras de piedra granítica, así como sus dimensiones, nos inducen a considerar que además de su uso como gran aljibe y distribuidor de aguas probablemente también sirvió tanto para el asueto y divertimento de los propietarios del palacio e incluso para suministro de peces a la cocina del mismo.

La edificación de la noria tiene forma cuadrangular y su dimensión es de 11,72 metros de lado está construida con ladrillo sin ningún tipo de revestimiento o enlucido. El interior cuenta con un pozo de forma rectangular de 10,5 metros de profundidad. Los datos obtenidos durante los trabajos arqueológicos y de restauración apuntan que la construcción contaba con techumbre a cuatro aguas en su origen.

La noria, denominada de “sangre”, contaba con la fuerza de un animal, que, enganchado mediante un mayal al eje de la rueda horizontal o arbolete, movería ésta y rodearía el pozo donde se ubicaba la rueda vertical, que extraería el agua mediante unos recipientes cerámicos denominados cangilones o arcaduces, sujetos con unas cuerdas y generando una cadena de elevación de agua.

En la intervención arqueológico llevada a cabo por Abril Urmente se ha podido documentar el funcionamiento de la maquinaria, al aparecer una zapata de ladrillo de apoyo del cojinete o pieza de granito sobre la que giraba el eje o maza de la rueda de horizontal de la noria o arbolete. Por su parte, también se documentó la pila realizada con baldosas cerámicas que en su día debía de estar conectada mediante algún tipo de canalización o tubería a la artesilla o cajón de madera (hoy desaparecido), en el que los cangilones de la noria vertían el agua que elevaban desde el fondo del vaso.

Así mismo, se han podido constatar dos momentos distintos de uso, siendo el más antiguo en un espacio más diáfano y sencillo, con suelo, probablemente, de tierra, donde giraría el animal en torno a toda la estructura.

Muro Sur del vaso del estanque donde se aprecian la boca de desagüe y los caños de llenado procedentes de la noria
Arqueta de vaciado del estanque con los pates en los laterales para poder acceder y la llave de bronce en la parte inferior
Detalle de la gran llave de bronce conservada en su totalidad en uno de las arquetas de desagüe
Arqueta de registro de la galería de desagüe del estanque en dirección al arroyo del Romeral
Restos de azulejos cerámicos del siglo XVII recuperados durante los trabajos arqueológicos que probablemente pertenecieron al Palacio de las Dos Torres
Recreación del funcionamiento de la noria

¿Necesitas ayuda?