Miguel Ángel García Valero
En 1992 el Ministerio de Cultura adquirió el archivo “Estudio Fotográfico Alfonso” que incluía más de cien mil negativos. En el Archivo General de la Administración se conservan unos negativos del conocido fotógrafo Alfonso relativos a una visita al palacio de Boadilla del Monte que nos ofrecen una interesante visión del palacio en los años 20-30 del pasado siglo XX.
Alfonso Sánchez García fue uno de los grandes retratistas del pasado siglo XX y se formó en los estudios de reputados fotógrafos de finales del siglo XIX como Manuel Compañy y Amador Cuesta. Sus trabajos se publicaron en los diarios más importantes del momento como La Libertad, El Sol y El Gráfico. Sus fotografías más conocidas son las imágenes costumbristas de Madrid y los numerosos retratos de políticos, escritores, actores, etc. que realizaba primero en su estudio de la calle Fuencarral y posteriormente en el de la Gran Vía, pero no podemos olvidar también sus trabajos en la guerra de Marruecos, la huelga de 1917 y la Guerra Civil Española entre otros.
Una de las fotografías más interesantes del palacio de Boadilla es la correspondiente al denominado dormitorio de la Condesa de Chinchón, ya que no contamos con imágenes de esta estancia en fechas tan antiguas. En este negativo se aprecia una cama de madera tipo barco y estilo imperio, con decoraciones doradas y colocada sobre una tarima. La cama está colocada en sentido inverso al eje de la propia habitación, es decir que el cabecero no coincide con la pared recta que presenta en el centro la zona absidial el dormitorio y que estaba destinado a tal efecto. El mobiliario que presentaba el dormitorio en ese momento se compone de dos veladores de madera con las clásicas decoraciones en bronce dorado u ormolú, una silla de brazos y un sencillo secreter o escritorio, todo ello en estilo imperio. Por su parte, la totalidad del suelo incorpora una alfombra vegetal.
Conviene señalar que el palacio ya contaba con energía eléctrica como viene a demostrar tanto una pequeña lámpara electrificada sobre uno de los veladores, así como dos interruptores, uno en la pared y otro sobre el cabecero de la cama.
Otro aspecto interesante que nos aporta esta fotografía es que bajo el cuadro se localiza un cordón rematado por una borla de pasamanería, que con toda probabilidad se corresponde con un llamador. Las principales estancias del palacio estarían comunicadas con la servidumbre mediante un sistema de cuerdas, cables y poleas que finalizaban en una serie de soportes metálicos en espiral a modo de muelle, a los que se sujetaban unas campanas, todo ello siguiendo el sistema habitual de otros palacios. Hoy en día no contamos en el palacio con resto alguno de aquel original sistema.
El revestimiento que presentan las paredes también se nos antoja interesante. Por un lado, las columnas que dividen la habitación en una parte destinada propiamente a dormitorio y otra como zona estancial, se encuentran en la imagen pintadas de un color liso y claro, sin embargo, la restauración de estos elementos en 2022 permitió recuperar su decoración original que se concretaba en un trampantojo pintado al óleo representando un marmoleado en color gris. Por su parte, las paredes se nos presentan cubiertas con papel, liso en su mayoría y de color claro y generando un zócalo figurado en la parte inferior con decoración de rocallas. En el centro de la zona absidial del dormitorio cuelga un cuadro en el que se aprecian las manos de algún personaje.
Otras dos fotografías se corresponden con dos de las salas de la planta noble y nos muestran la riqueza del mobiliario, los cuadros y la decoración. La primera de ellas se corresponde con una vista de la llamada enfilada desde la estancia denominada gabinete, junto a la capilla. La enfilada es el gran pasillo que comunicaba todas las habitaciones alineadas entre si tan características de los palacios barrocos. Las diferentes habitaciones muestran una rica ornamentación mediante papeles pintados en las paredes y techos. Esta decoración se articula en zócalos, paredes, cornisa con molduras y techos todas ellas distintos. En los zócalos encontramos papeles que representan molduras de diferentes formas acompañadas de elementos vegetales. Las paredes incorporan papeles que imitan telas, colgaduras, columnas, veneras, guirnaldas, jarrones mientras que las cornisas presentan guirnaldas y escenas clásicas y en los techos podemos ver escenas clásicas y jarrones de flores. Todos estos papeles pintados deben proceder de la Real Fábrica de Papeles Pintados (1786-1836) y se debieron instalar en las reformas que acometió en el palacio María Teresa de Borbón y Vallabriga, Condesa de Chinchón e hija mayor del Infante don Luis, y su esposo Manuel Godoy, cuando el palacio paso a sus manos en 1803 por cesión de su hermano Luis María.
Otra de las imágenes nos muestra uno de los salones también fotografiado en el primer tercio del siglo XX por Aurelio de Colmenares y Orgaz, Conde de Polentinos, si bien en esta ocasión el numero de cuadros que decoran las paredes es menor y el único que se encontramos en las dos fotografías es el pintado por Rafel Tegeo en 1832 correspondiente a Maria Luisa de Borbón y Vallabriga (hija pequeña del Infante don Luis) y su esposo Joaquín de Melgarejo. Los muebles también figuran cubiertos por sus fundas blancas y en esta ocasión en la esquina aparece el busto de Camilo Rúspoli y Khevenhüller-Metsch, esposo de Carlota Luisa de Godoy y Borbón, hija de María Teresa de Borbón y Vallabriga.
La última imagen se corresponde con los jardines y nos muestra algunos detalles curiosos como un parterre de un metro de altura que transcurre paralelo a toda la fachada, dos grandes bustos de mármol a los pies de la escalera de acceso y el paseo que lleva del portón noroeste al palacio en buena parte cubierto por un túnel de vegetación.
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